lunes, 4 de junio de 2007

EL PASADO ME CONDENA

Las figuras públicas (el político es la figura pública por excelencia) deben hacerse cargo y afrontar su pasado. Por eso, un periodista, por ejemplo, puede cuestionar a un bailarín, a un jugador de fútbol o a otro periodista por cosas que hizo, que dijo o que dice aunque no las piense. Como Mauricio tiene un pasado bastante monstruoso, decidimos llamar a cualquier cosa que hiciera referencia a su pasado "ataque". No hay que dar espacio para que alguien se enoje con él. Es como hacerle decir a Videla o a Hitler: "Lo que hice no importa, quienes marquen lo que hice están haciendo campaña sucia; miren: estaría bueno caminar al rayo del sol un jueves a las tres de la tarde". Eso se llama discurso vacío, que reniega del pasado, de la ideología, de los pensamientos, de los fundamentos... Si no hay que mirar lo que hizo Mauricio, ¿por qué hay que hacer un banco de ADN (una intromisión riesgosísima que va en contra de los derechos individuales) para meterse en el pasado de las personas y vigilarlas con métodos nazis? Nadie ve ese tipo de contradicciones porque las tapamos con lo que llamamos "propuestas", que no apuntan sino a remarcar los problemas que hay en la ciudad y que Mauricio no sabe cómo solucionar. Estoy harto de vender a un candidato como si fuese un frasco de yogur. No hay que "ideologizar" la campaña... Aunque eso sea imposible, nosotros tratamos de "imbecilizar" la campaña.

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