Macri no resiste un solo archivo por una razón muy sencilla: adecuó su discurso a lo que le dijeron Durán Barba y Ernesto Savaglio, quienes hicieron una campaña como si estuvieran vendiendo una lata de atún.
Macri no piensa lo que dice ni dice lo que piensa.
Por eso, no quiso debatir, porque Filmus lo hubiera obligado a correrse del discurso aprendido de memoria y hubiera dicho lo que piensa (todos sabemos que, aunque lo oculte, es un eximio representante de la derecha neoliberal) y casi nadie lo hubiera votado.
Recordemos que no es un hombre de palabra. Las promesas que hizo y que aún no rompió las va a romper en breve.
Ojalá que no gane el domingo. Si gana, se viene Buenos Aires S.A.
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